sábado, 20 de septiembre de 2008

Sylvia Plath




Fue atractiva, de educación y cultura de grandes amplitudes, de enorme capacidad intelectual y poética, buena aceptación en los círculos literarios y una asombrosa precocidad para escribir. Tuvo becas, méritos, premios, fama, pretendientes. Todo ese palmarés no le bastó a su infierno interior, un despeñadero que ella trató de exorcizar a través de la escritura.
Sylvia tuvo el don de la palabra escrita y a este don se entregó y con ella su existencia en riesgo total. Como el mundo fue para ella un problema, entonces resolvió convertirse en un problema para el mundo.

"Estoy crudamente hecha para el éxito", afirma Sylvia de manera prosaica en su diario en abril de 1958.Y sin embargo no podía prever que el éxito se daría casi enteramente después de su muerte, y que sería irónico: por matarse impulsivamente dejó todo lo que más amaba, sus hijos y su valioso capital de trabajo en manos de quien consideraba su enemigo, su marido, TED HUGUES.

¿Es una casualidad que la línea de las altas exponentes de la poesía escrita por mujeres que marcaron -o hubieron de marcar- la literatura mundial, Safo, Woolf, Tsvetaeva, Plath, Sexton, Pizarnik, coincida tantas veces con la línea del suicidio?
¿Cuál es la tenebrosa relación que une el don de la palabra entregado con excelsitud a mujeres excepcionales y el costo de este terrible privilegio?
¿Es la locura la musa de la creatividad?

El último poema que escribe, la víspera del suicidio, es una despedida irrevocable.
La mujer alcanza la perfección.
Su cuerpo
Muerto porta la sonrisa del deber cumplido,
La ilusión de una necesidad griega
Fluye por los papiros de su toga,
Sus pies desnudos
Parecen estar diciendo:
Hemos llegado hasta aquí, es el fin.
Dos bebés muertos hechos ovillo, serpientes blancas,
Cada uno prendido a un pellejo
De leche, ya vacío.
Ella los ha replegado
Hacia su cuerpo como pétalos
De una rosa que se cierra cuando el jardín
Se endurece y las fragancias sangran
Desde las dulces y profundas gargantas de la flor nocturna.
La luna no se habrá de entristecer,
Allá en su atalaya de hueso.
Tiene, de todo esto, la costumbre.
A rastras crujen sombras negras












[b]Inciso[/b]
Ayer me fui de reportera de Radio One al T-Shirt Festival, UNA LOCURA!!! Tenía barra libre y entreviste a todos los dj que venían... al parecer hablo mejor inglés de lo que me pensaba xD

Ya colgaré fotos que me las tienen que pasar, he salido en los medios!!!!
Y Shandy Rivera intentó llevarme a su hotel y yo NONONONONO que tengo novio napolitano xD
En fin... esta noche más y mejor....

:O!!

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